NUESTRO COLEGIO ES TAMBIÉN UN LEGADO FAMILIAR, SUS TRES GENERACIONES COMO ALUMNOS NOS ACERCAN SU HISTORIA

NUESTRO COLEGIO ES TAMBIÉN UN LEGADO FAMILIAR, SUS TRES GENERACIONES COMO ALUMNOS NOS ACERCAN SU HISTORIA

No es una foto en blanco y negro, pero tiene más historia que muchas de ellas. Para nuestro Colegio es un ejemplo mayúsculo de que nuestra filosofía educativa supone, en muchos casos, un legado de padres a hijos, hasta el punto de ser la primera familia con tres miembros graduados en el CVE.

En la imagen, de derecha a izquierda, acompañados por nuestro director Enrique Maestu, María Jesús González Montseny e Irene Domínguez, abuela y madre de Diego Morales, graduado hace unos días como alumno de Bachillerato Ciencias.

Esta historia familiar comienza en 1961 en la colonia de Fuente del Berro, cuando María Jesús y sus hermanas entran en párvulos. «Quizá la gente no sea consciente de cómo era la educación en España hace 63 años, ya que solo había colegios de curas o monjas, no había otra opción. Mis padres apostaban por otro tipo de educación, menos rígida, estricta y más integradora, que en ese momento no existía en nuestro país. Tuve la grandísima suerte de estar en una familia que no quería ir a centros de este tipo y su íntima amistad con Fifí – fundadora de nuestro Colegio – fue vital. Entre ella, su marido y unas cuantas familias hicieron una cosa maravillosa: crear y apoyar un tipo de educación distinta».

Echamos la vista atrás. En 1960, una época muy restrictiva para las mujeres, Josefina Unturbe, tras mucho empeño, consiguió autorización y puso en marcha un colegio en el que podía poner en práctica su proyecto educativo. Alquiló un pequeño chalé y comenzó su andadura con 30 alumnos, hijos de conocidos. Apostó por una enseñanza mixta, en aquellos tiempos no estaba permitido, pero se aceptó como proyecto experimental. Su filosofía era una enseñanza activa, en la que el niño aprende haciendo y en donde la música, las artes plásticas y la educación física eran pilares fundamentales.

«Yo le decía a mis amigos de la época que iba a un colegio mixto y me miraban raro, les decía que hacía deporte en el gimnasio Moscardó y no daban crédito. Los sábados por la mañana íbamos al Teatro Monumental a escuchar piezas clásicas para niños, era impresionante».

 

 

«El trato de los niños con los profesores era… no sabéis lo que era estar con ellos en una clase, no te imponían, te respetaban y te hacían pensar. Una cosa maravillosa. Fifí y su marido supieron rodearse de profesores que entendieron perfectamente su pedagogía; como no recordar a Coral, Camino, Chiruca, Manuel o Gachi… es injusto no nombrar a todos. Quiero que la gente sepa que, cuando la situación pedagógica en España era nefasta, apareció Fifí, junto a una serie de familias, que pensaban en los niños de una manera diametralmente opuesta a la que existía. En mi desarrollo personal y laboral, el Colegio me ha aportado creatividad, empatía, saber escuchar y amor por la vida. Un centro distinto y especial, que me enseñó a amar la belleza y disfrutarla, ya fuera en un cuadro, en un paisaje o una composición musical».

 

Y EL COLEGIO CRECIÓ…

El proyecto tuvo tanta aceptación que se vieron obligados a ampliar el espacio. Esto supuso la búsqueda de una nueva ubicación y en 1967 comenzó la construcción en su emplazamiento actual, lo que por entonces eran las afueras de Madrid. Otra apuesta visionaria, ya que lo que parecía una locura, en un pueblo de escasos habitantes, con malos accesos y en un espacio a medio urbanizar, se convirtió en un gran éxito. La mayoría de las familias, fieles al proyecto, se desplazaron diariamente. Las zonas limítrofes como Majadahonda, Las Rozas y Boadilla, comenzaron a desarrollarse y el Colegio creció sin necesidad de publicidad hasta convertirse en el Colegio que somos hoy en día, manteniendo las raíces originales.

En este punto, los padres de María Jesús decidieron que ella siguiera formándose en un instituto, si permitiendo a sus hermanas hacer la «migración» a Boadilla del Monte. De hecho, su hermana Cuca fue de las primeras alumnas del Colegio y ostenta el honor de ser la primera que representó a la Virgen en nuestro Retablo de Navidad.

María Jesús dejó el Colegio, pero desde el principio tuvo muy claro que su hija Irene debía educarse aquí. Quería repetir ese intento que, a su vez, hicieron sus padres al llevarla al mejor sitio para formarse personal y académicamente. Su hija comenzó su etapa de preescolar en 1982, y tras un paréntesis por trabajo en el extranjero de su padre, volvió en el año 1990.

 

PRIMEROS RECUERDOS DE IRENE EN EL COLEGIO

«Venía con muchas ganas desde pequeña, pero lamento mucho haberme perdido años de la etapa creativa de Infantil. Conservo a grandes amigas que hice desde los 12-13 años, algunas del equipo de balonmano. Pasábamos los recreos cantando tocando la guitarra, jugando a la goma o paseando por la pista de atletismo»

Una de las fortalezas del Colegio siempre han sido sus profesores y también los hay históricos, tanto por los años que han estado en el Colegio, como por el legado personal y académico que han ido dejando a generaciones de alumnos.

«Recuerdo a grandes profesores que me han marcado, incluso en mi carrera profesional. Es el caso de María Jesús Gavito, que me inculcó el amor por la Biología cuando yo no sabía qué estudiar en mi último año; Beatriz Hermida, en sus primeros años como profesora, era muy estricta. Su forma de explicar me dejó un recuerdo muy grato a pesar de que yo era de ciencias. Sin duda, de las mejores profesoras que ha tenido. En 2º de Secundaria, casualmente, fue tutora de mi hijo, y eso me encantó, ya que de una manera u otra sigue siendo una constante en nuestra vida. Maravilloso e increíble ha sido coincidir con Rocío Mingo o Carmen Ochoa, muy pendiente siempre de dificultades personales, más allá de aspectos académicos»

Irene asegura que el Colegio le ha enseñado que nada es imposible, y este punto rememora las clases con Menchi. «Con esfuerzo se puede conseguir todo y eso ha sido un regalo para mi vida profesional». Recuerda que en los recreos ayudaba a preparar la Clausura a niñas de otros cursos ensayando el flic-flac.

Una de las cosas que más valora de su etapa escolar es haber descubierto el amor y la curiosidad por aprender, de hecho, además de Biología, ahora está cursando una nueva carrera en la UNED. «Me dio la confianza de que yo valgo y que cuando las cosas van mal, me puedo levantar» añade.

GRADUACIÓN DE DIEGO

Especialmente María Jesús, la abuela, quería hablar con Enrique, nuestro director, para contarle esta historia familiar de tres graduados de distintas generaciones. «En un acto como este ya puedo decir que me he sentido especial como alumna y como madre. El Colegio es una extensión más de mi casa y parte de la familia». Palabras que respalda su madre, la que abrió esta historia: «respecto a mi hija y mi nieto recién graduado es un orgullo tremendo. Un intento, como hicieron mis padres, de llevarle al mejor sitio donde se podía formar personal y académicamente». 

Gracias a los tres por ser y parte de una historia que comenzó en 1961 y que, de momento, tiene un punto y seguido en 2024, ya que quizá Diego en unos años tenga aquí un nuevo referente para sus hijos.