La adolescencia es una etapa especialmente crítica en el desarrollo personal e intelectual. Se trata de una época de incertidumbre, sensibilidad, resistencia y cuestionamiento en la que se vuelve especialmente importante estimular el desarrollo integral de la persona.
Combinar la exigencia con la flexibilidad, fomentar la confianza en uno mismo, así como el sentido de la responsabilidad hacia el entorno más próximo y hacia la comunidad mundial solo puede ser posible desde un planteamiento activo de la enseñanza.
En este sentido la filosofía educativa del CVE se alinea a la perfección con los principios rectores del programa PAI del Bachillerato Internacional.
Este enfoque común no solo nos enriquece, sino que nos permite consolidar nuestra filosofía educativa y abrirnos hacia la internacionalización.
La mejor manera de crear un entorno de aprendizaje estimulante es establecer una relación sólida entre el conocimiento y los intereses del alumno. Al conectar los contenidos académicos con su propia experiencia, no solo se les facilita una comprensión más profunda, sino que se les brinda un motivo para aprender.
Transformar al alumno en el protagonista activo de su aprendizaje le ayuda a desarrollar toda una gama de habilidades esenciales para la vida: comunicación, colaboración, investigación, creatividad, reflexión, autogestión, compromiso, empatía…, porque el verdadero objetivo de la educación no debe ser otro que el desarrollo integral de la persona.